Bienvenidas las opiniones fundadas y los debates constructivos.

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sábado, 8 de noviembre de 2014

Que no se callen sus voces.

¿En que creer?, ¿hacia dónde mirar?

Esas preguntas se vienen a la mente cuando la realidad se presenta tan cruda como hoy en México. Cuando te dicen que el propio Estado, tu propio país, fue quien entrego la vida de cuarenta y tres jóvenes en manos de mercenarios.
Cuando escuchas el relato frío y tétrico de los autores materiales, tan mexicanos como las víctimas, esos cuarenta y tres “chavos”, se vuelve imposible comprender la dimensión del hecho. ¿Cuánto dinero valen esas vidas?
Pienso en sus familias, en el vacío y la impotencia que deben sentir; pienso en mis hermanos y amigos y se me hace un nudo en la garganta. Busco consuelo de forma egoísta argumentado en la distancia  del “por suerte en mi Uruguay estamos lejos de cosas así”, pero mi condición de joven, estudiante, hijo y hermano, me recuerda que también soy ciudadano de este mundo y que mi silencio me vuelve cómplice.

Hoy Latinoamérica toda perdió a un puñado de jóvenes, por eso es deber de todos nosotros no olvidar, porque hacerlo representa la victoria de aquellos que se creen impunes fundados en el imperio de la fuerza y la violencia.

Mi abrazo y mi pésame a todo el pueblo mexicano.