Bienvenidas las opiniones fundadas y los debates constructivos.

Bienvenidas las opiniones fundadas y los debates constructivos.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Que no se callen sus voces.

¿En que creer?, ¿hacia dónde mirar?

Esas preguntas se vienen a la mente cuando la realidad se presenta tan cruda como hoy en México. Cuando te dicen que el propio Estado, tu propio país, fue quien entrego la vida de cuarenta y tres jóvenes en manos de mercenarios.
Cuando escuchas el relato frío y tétrico de los autores materiales, tan mexicanos como las víctimas, esos cuarenta y tres “chavos”, se vuelve imposible comprender la dimensión del hecho. ¿Cuánto dinero valen esas vidas?
Pienso en sus familias, en el vacío y la impotencia que deben sentir; pienso en mis hermanos y amigos y se me hace un nudo en la garganta. Busco consuelo de forma egoísta argumentado en la distancia  del “por suerte en mi Uruguay estamos lejos de cosas así”, pero mi condición de joven, estudiante, hijo y hermano, me recuerda que también soy ciudadano de este mundo y que mi silencio me vuelve cómplice.

Hoy Latinoamérica toda perdió a un puñado de jóvenes, por eso es deber de todos nosotros no olvidar, porque hacerlo representa la victoria de aquellos que se creen impunes fundados en el imperio de la fuerza y la violencia.

Mi abrazo y mi pésame a todo el pueblo mexicano. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

El compromiso está en la calle.


Menos de un mes nos separa de las elecciones nacionales, menos de un mes para que los uruguayos una vez más manifiesten libre y democráticamente su voluntad soberana. Es a estas alturas donde creo necesario realizar un análisis –una fotografía como suele decirse - breve pero no por eso menos conciso acerca de la madurez necesaria que como votantes y poseedores de tan históricamente batallado derecho debemos tener.

La demanda de resultados, la vorágine del éxito.
Actualmente la opinión generalizada tiende a concebir como válida una máxima que en realidad no posee sustento alguno más que el propio acervo colectivo. Esta es la idea de que la rapidez de un proceso es condición sine qua non para el éxito del mismo. Por alguna razón, la cual particularmente creo que responde a la permeabilidad del pensamiento social frente al continuo bombardeo ideológico del sistema imperante, el cual necesariamente por su naturaleza debe esforzarse para abrirse caminos de manera constante; hemos en cierto grado, naturalizado esta idea.
 Ahora bien, analicémosla desde su opuesto. Lo que se infiere es que todo proceso que demande cierto lapso de tiempo, cierta complejidad en su diseño y estructuración, es negativo y poco productivo. Todo proyecto que solicite de nuestra parte un esfuerzo prolongado desde todos los aspectos, tanto temporal como intelectual, e incluso espiritual, es sinónimo de frustración e incertidumbre.

El juego en el plano político.
Lo que sucede con esto es que hoy en día, más precisamente en tiempos de campaña, podemos observar claramente que ha sido (o por lo menos pretende ser) adquirido como argumento base para desmerecer el proceso de cambio actual en el accionar político de nuestro país.
Hay según se puede percibir, un intento continuo por evitar que la mayor cantidad posible de personas  conciba a la política y lo que ella intenta construir, como un proceso continuo, el cual trasciende indefectiblemente los tiempos individuales y de gobierno. Esto se pretende lograr mediante un discurso –por cierto bien armado- que actúa en todos los campos de influencia, operando en base a un aparato propagandístico de dimensiones por demás considerables, que responde directamente a una capacidad económica sin precedentes en la vida político-partidaria nacional.
Cabe preguntarnos, ¿a que motivo responde este accionar? Responde sin lugar a dudas a la clara e indudable necesidad que los partidos tradicionales enfrentan hoy de lograr fraccionar y por ende desmovilizar el proceso de cambio llamado Frente Amplio, que surgió desde sus propias entrañas hace ya más de cuarenta años y que hoy en día, después de dos periodos de gobierno ha logrado demostrar que se puede pensar EN CLAVE DE FUTURO.
Es por esta sencilla razón que a quienes hoy son oposición, les urge instaurar la falta de memoria histórica y en consecuencia la incapacidad de visualizar a la construcción del bienestar colectivo como un proceso de acumulación. Porque saben que un modelo de país exitoso indefectiblemente debe transitar el camino de la igualdad de oportunidades, del acceso universal a los bienes y servicios, y eso contradice las bases mismas de su concepción de sociedad, librada a la suerte de un mercado que si algo ha demostrado es que dista de ser inclusivo.

Nuestra tarea.
Nos toca a nosotros, los que impulsamos estos cambios, salir a dar la pelea contra la política del pesimismo, la desmemoria y el mal augurio. Tenemos la RESPONSABILIDAD hoy más que nunca de respaldar todo lo realizado en estos diez años de gobierno frenteamplista, porque defender lo hecho es también, defender lo que está por venir. Esa es nuestra pelea, lograr promover en la gente una conciencia cuestionadora de la realidad, que sienta la necesidad de analizar y reflexionar sobre qué y quienes son los actores que influyen en su día a día pero por sobre todo ello, lograr que se piense a sí mismo como parte de un todo, de un colectivo, y en efecto de un proyecto común.
Para llevar adelante dicha tarea, contamos con herramientas que son sin duda trascendentes y que por sí solas son capaces de contrarrestar cualquier argumento que intente desacreditar el proyecto nacional frenteamplista. Son los logros que hemos alcanzado en estos diez años, ellos son la prueba fiel e irrefutable de que los gobiernos del Frente han sido capaces de interpretar las necesidades de la sociedad uruguaya. No existe argumento más sólido que lo tangible, que lo que podemos percibir en la cotidianeidad de nuestros días y es por eso que debemos marcar y defender con firmeza la obra de nuestros gobiernos.
Sin duda esta cuestión es solo una parte de la compleja realidad que supone hacer política y en consecuencia (de un largo proceso) ser gobierno, pero no por ello debemos subestimar su importancia. Si no somos capaces de lograr esa proyección temporal, de recordarle a la gente que este modelo de país que estamos defendiendo hoy, es el mismo que la gran mayoría de ellos apoyó hace diez años; que lo que se vota hoy, es la legitimación de lo que se votó ayer, entonces habremos perdido el sustento propio de  nuestra empresa y correremos el riesgo de ver estancadas nuestras expectativas de un futuro nacional próspero.

Es en este sentido que nosotros, los utópicos  que aprendimos a soñar con los pies en la tierra, los que nos atrevimos desde hace ya una década a “gestionar una ideología”, debemos seguir como hasta ahora, saliendo a cada rincón del país a defender lo hecho y refrescar si es necesario, la conciencia de aquellos que por diversos motivos no han hecho reparo de todo lo alcanzado hasta hoy.
Innegable es el papel que las Juventudes frenteamplistas deben jugar en este proceso electivo. Las mismas tienen la doble responsabilidad de sumar esfuerzos en lo que a la campaña se refiere, pero también deben en el mismo proceso, ser quienes puedan captar las expectativas y demandas de aquellos jóvenes que no han logrado identificarse con un modelo de país y mucho menos sentirse incluidos en dicho proyecto.
El desafío no es menor, pero conociendo a muchos de los jóvenes que hoy integran este colectivo, no tengo duda alguna de que la victoria está al alcance de nuestras manos.


ARRIBA COMPAÑEROS!! 

martes, 1 de abril de 2014

Horizonte lejano.

Un nuevo capítulo en este ya largo y penoso conflicto palestino-israelí se ha desatado en las últimas horas, tras el anuncio por parte del Presidente palestino Mahmud Abbas del inicio de los procesos correspondientes para la adhesión de Palestina a 15 organismos y convenciones  de Naciones Unidas, algo que está habilitado para hacer desde que fue reconocido como Estado Observador en Noviembre de 2012.  Esta decisión adoptada por las autoridades palestinas surge como respuesta a la negativa de Israel de liberar a 26 presos  palestinos  (capturados durante enfrentamientos previos a los Acuerdos de Oslo  de 1993), los cual habían acordado llevar a cabo la última semana de Marzo.
A dicho escenario debe agregársele el hecho de que Israel continúa con sus planes de creación de asentamientos en zonas más allá de la línea verde, por ende determinados como territorios en disputa.  Increíblemente –por lo menos para mí- las principales voces encargadas de llevar a cabo la intermediación entre las partes, lejos de mostrar firmeza frente a las claras violaciones por parte del gobierno israelí, intentan o mejor dicho atentan contra el derecho pleno de Palestina de exigir que se cumpla lo pactado en el marco de negociaciones que se han venido desarrollando en los últimos años.  Potencias como Estados Unidos y Reino Unido  Han salido al cruce de las intenciones palestinas mencionadas anteriormente, argumentando que de nada ayudarán al proceso de paz, pidiendo al gobierno del Presidente Abbas que posponga sus intenciones hasta alcanzar un acuerdo.

Un israelí = cuatrocientos palestinos

En paralelo a estas cuestiones se suma la intención del primer ministro  Benjamín Netanyahu de aprovechar el contexto tal y como está planteado para exigir la liberalización de Jonathan Pollard un espía israelí capturado en la década del 80 en Estado Unidos y condenado a cadena perpetua por  robar documentos americanos. Este reclamo se ha convertido en una lucha política por parte del primer mandatario israelí quien busca afianzar su mandato frente al pueblo judío ya cansado en parte por la dilatación en el tiempo del conflicto entre ambas naciones.
La promesa de Netanyahu es la detención del proceso de construcción de asentamientos en las zonas de conflicto así como la liberalización de 400 presos palestinos a cambio del regreso de Pollard a tierras israelíes, pedido frente al cual Estados Unidos ya se ha pronunciado en contra en ocasiones anteriores, e incluso el actual presidente B. Obama ha declarado que este individuo había cometido un delito grave y necesitaba “cumplir su tiempo”.

El escenario actual.

Plantado el escenario de este modo, encontramos entonces por una parte a una Palestina que se ve obligada a jugar cartas vitales para lograr mantener su causa “viva” en el tablero internacional, quedando a medida que transcurre el tiempo, con menos margen de negociación. Porque si bien entre los organismos y estatutos que pretende incorporar se encuentran algunos de gran trascendencia como la IV Convención de Ginebra sobre protección de civiles en tiempos de Guerra y sobre los derechos de la mujer y el niño entre otras, las que posibilitan a presentar las denuncias correspondientes frente a la Corte Penal Internacional; esto no es garante de nada, puesto que ni Estado Unidos (si bien en los últimos años ha flexibilizado en parte su postura frente al accionar de la Corte) ni Israel ratificaron el Tratado de Roma de 1998 en el cual se daba origen a dicha Corte.http://www.amnesty.org/es/campaigns/usa-and-international-criminal-court
Por otra parte tenemos a un gobierno israelí que no duda en seguir adelante con su política de asentamientos como herramienta fundamental para anexionar  en la práctica cada vez más territorios. La creación de asentamientos es de hecho una herramienta muy efectiva de acuerdo a los intereses israelíes puesto que una vez establecidos, con toda la infraestructura y principalmente toda la masa de civiles allí implantada,  resulta casi imposible por lo menos a corto y mediano plazo la vuelta atrás de los mismos.

Esto en conjunto con el lobby que de manera brillante mantienen los altos cargos israelíes en los distintos círculos de influencia política, en suma con el claro juego de intereses que grandes actores como los ya mencionados tienen depositados en esta zona del mundo; parece dejar en claro que detrás del discurso  pro acuerdo se esconde la simple y llana intención de dilatar un problema  que dista mucho ya de poseer solo un tinte religioso y que ha tomado carácter (fundamentalmente en las últimas dos décadas )político y económico , el cual desborda desde hace tiempo ya, la capacidad de los principales organismos internacionales para resolverlo.

viernes, 21 de febrero de 2014

Sangre bolivariana.


Los acontecimientos desatados en estos últimos días en tierras venezolanas han puesto en evidencia la incapacidad del cuerpo político (tanto gobierno como oposición) para actuar a la altura de las circunstancias. Las medidas adoptadas por el actual gobierno en nada han contribuido a detener los enfrentamientos entre las distintas posturas que hoy manifiestan sus encontradas posiciones. Por el contrario, dichas medidas parecen por momentos contribuir con la escalada de violencia. ¿Es esa la forma correcta en que un gobierno que posee el uso legitimo de la fuerza y los recursos necesarios para mantener el orden interno debe reaccionar frente a el escenario planteado en este caso?, ¿No sería mejor acaso intentar calmar las aguas, enfriar los ánimos? No soy tan ingenuo como para creer que algún medio puede operar de forma absolutamente objetiva, o ser el dueño de la verdad; pero si se que sesgar el acceso a las diferentes versiones y puntos de vista (que al fin y al cabo son las herramientas necesarias para que cada individuo pueda formar su propia "verdad") no contribuye en nada a la resolución de tan compleja y delicada realidad.
Espero se entienda mi opinión y hacia lo que apunta. no estoy ni por asomo discutiendo que lado es el culpable o quien es mas o menos democrático, cada uno de los actores tiene su propia historia (sobre eso me basaría yo a la hora de adjudicar responsabilidades) de las cuales puede deducirse mucho mas que si solo manejamos las versiones que aparecen frente a nuestros ojos adornadas y maquilladas de heroísmo casi mesiánico.
Por el pueblo venezolano, única víctima de esta maraña de desinformación y uso absolutamente irresponsable del poder, espero que se pueda llegar de forma racional y pronta al cese de tanta violencia. Las profundas diferencias que tanto dividen a esa sociedad, y que son el fondo de la cuestión, deberán ser abordadas con la madurez suficiente por parte de todos los actores involucrados si es que se quiere lograr de forma duradera y sincera el desarrollo y bienestar del pueblo bolivariano. Pero eso, es otro capitulo.